Desde hace tiempo me ataca la melancolía por estos días (diciembre), no conozco la razón y no me interesa conocerla. Pero este año (2015) en especial ha sido menor el impacto, tal vez maduré o simplemente estoy aceptando más las cosas tal como son. Antes de continuar, recuerdo que desde hace 6 años, mi cuadro se completó y tengo 3 razones para pensar (un poco) más positivamente: Celeste Mariela, Ada Laura e Itzuri Jocabed. Cada una a su modo, cada una en la misma distancia, cada una con su forma sui generis de quererme y yo de extrañarlas, amarlas y pelearme con ellas.
Continúo. No son fracasos, son experiencias, por que si las etiqueto de fracasos, sería un perdedor y de esos ya tiene muchos el mundo. Entonces me etiquetaré de experimentador, creo se escucha más rimbombante y de abolengo. He experimentado en muchos rubros: amor, deportes, economía, tecnología, amistad, poesía, etc. y mi dosis diaria de tratar de componer el mundo desde la comodidad de mis sueños. No siempre he salido bien librado y aún así sigo pensado que mis 3 razones algún día me entenderán mucho mejor y tratarán de componer mi mundo (ojalá ese día este presente ante ellas para escuchar sus acotaciones si debí hacer esto o aquello, no hay juez más estricto que un hijo). Respecto a la crítica del mundo, de mis amistades y de mi círculo familiar (como dice una prima muy apreciada) la recibiré de buen talante, aunque poco pueda mover mi futuro y nada pueda modificar mi pasado, a final de cuentas lo he vivido y lo he disfrutado (recuerden: soy un experimentador, no un fracasado).
Me pregunto si algún día terminaré de experimentar, si podré escribir otro poema que alguien lea muchas veces, si anotaré un gol para darle la victoria a mi equipo, si recibiré un abrazo sincero y un "Felicidades, buen trabajo" de parte de mi jefe, si mi madre podrá verme nuevamente, si llegando a casa ella me esté esperando y, sobre todo, antes que llegue ese día, pueda ver a mis 3 razones darme sonrisas nuevas. No lo sé, tal estoy melancólico, estoy experimentando un dejo de tristeza y también de alegría, por que lo que soy, por lo que fuí y por lo que seré.
Si leíste esto completo, tal vez te dió risa y me dejarás un mensaje de cualquier tipo, pero si te dio tristeza y despertó tu melancolía, lo siento, no era mi intención, simplemente se me atravesó un teclado y un poquito de ganas de escribir.
Pd. Podría dejar las cosas así, pero algo me dice que debo incluir a una persona más, por que ya me dieron una sonrisa nueva: Victoria Mahana, bienvenida al mundo de un abuelo complicado